En días pasados tuve la oportunidad de visitar una de las colecciones privadas más interesantes que conozco hasta el momento. Está ubicada en la provincia de Brescia, Italia, y su propietario es el señor Ottavio Luzzago. Llegué allí después de conducir aproximadamente tres horas por las magnificas vías italianas. Iba referido por un gran amigo catalán a quien hoy agradezco por haberme insistido en conocer esa colección. Mi llegada vino con un aire de desilusión, pues la gran bodega estaba cerrada y no había nadie por ahí a quien pudiera preguntarle si era posible entrar. Caminé entonces al rededor de la edificación hasta que encontré a un hombre que con gran sencillez y cordialidad se dispuso a atenderme. Después de un rato logré explicarle que venía desde Colombia y que me había desviado de mi ruta para conocer una colección de autos que llevaba el nombre Luzzago. Con una sonrisa el hombre me dijo que estaría encantado de mostrarme los carros y que eran de su propiedad, pues él era el mismo Ottavio Luzzago.
La colección la inició Valerio Luzzago, padre de Ottavio, a mediados de la década de los 70`s. El primer auto fue un MG TD de 1951 que Valerio adquirió en Londres. El carro fue completamente restaurado y al cabo de un año ya rodaba por las carreteras italianas como en sus mejores días. La idea de iniciar la colección surgió a partir de la gran pasión de Valerio por los hoy automóviles clásicos, que en aquel momento eran únicamente vehículos usados. Fue entonces en 1975 cuando fue fundado Luzzago Automobili. Al preguntarle a Ottavio por qué dedicarle la vida a los autos y no a alguna otra cosa, su respuesta fue sencilla: los coches, así como las mujeres, traen alegrías y tristezas.
Desde niño Ottavio solía acompañar a su padre a los rallies más importantes de Italia. Sin embargo, él nunca pensó que dedicaría su vida a esta pasión. Valerio estaba completamente involucrado en el tema de la colección pero nunca le impuso a su hijo que debía vincularse a ese mundo. Se limitaba a decirle que únicamente quería vivir momentos placenteros con él y para eso eran buenos los autos. Ottavio decidió entonces estudiar leyes con el sueño de algún día ser embajador pero fue una carrera que nunca terminó. Lo anterior ya que a medida que iba creciendo se iba dando cuenta de que lo que había construido su padre era mucho más grande de lo que pensaba.
Aunque han llegado a tener 200 autos, hoy la colección cuenta con aproximadamente 130 autos listos para rodar y otros 25 que son reparados en el taller. Hay mecánicos que trabajan allí diariamente para mantener todos los vehículos en optimas condiciones. El preferido de Ottavio es un MG B GT s1 que le regaló su padre cuando cumplió los dieciocho años. El MG B fue diseñado por Don Hayter a finales de los años 50 para convertirse en un ícono del siglo XX con un modelo de producción a largo plazo. Aunque no es un auto muy poderoso, es uno de los británicos más confiables jamás construido. Se trata de un coche cómodo y adecuado para el uso diario. Ottavio dice que este carro le recuerda un pequeño Aston.
La conversación se hace fluida y continúa mi recorrido, entonces le pregunto a Ottavio acerca del mercado de los autos clásicos. Me cuenta que hoy el mercado ha cambiado drásticamente, pues un coche antiguo es visto como un objeto deseable ya que equivale a una inversión real y segura. Desde el año 2015 se ha notado un incremento de incluso el 300% en el precio de estos carros. Un factor que ha sido determinante para esto han sido las numerosas subastas que tienen lugar en Inglaterra y Estados Unidos. Se han revalorizado entonces los vehículos llevando, por momentos, a un aumento sin sentido de los valores del mercado internacional. Según Ottavio los coches numerados, especiales o con historias únicas deben considerarse patrimonio de la humanidad. Sin embargo, aquí juega un principal papel el poder adquisitivo de los grandes coleccionistas que, como la fiebre del oro, buscan agarrar la mejor pieza. Comprar un coche, de diez o cien producidos, es en sí mismo comprar una obra de arte.
Me atrevo entonces a pedirle a Ottavio un consejo para todos aquellos que buscan iniciarse en el hobby de los autos clásicos. Aunque los coches clásicos son fascinantes, siempre debes pensar cual será su verdadero uso y cómo lo disfrutarás. Mi consejo para aquellos que buscan acercarse al mundo de los coches históricos es que empiecen con un auto fiable y de bajo costo. Ottavio asegura que hoy en día BMW produce unos de los mejores autos ya que son diseños automotrices de larga duración, excelentes materiales, además de motores y electrónica completamente fiables. Sin embargo, hablando de vehículos antiguos asegura que los mejores han sido los Lancia, Jaguar y Rolls Royce/Bentley. Lo anterior ya que considera que estaban notablemente adelantados para su época en cuanto a ingeniería mecánica. Son sofisticados y elegantes, simplemente icónicos.
Se acaba entonces mi visita y cierro con una última pregunta para Ottavio: ¿qué opina usted de BMW? BMW estaba buscando un coche deportivo con rendimientos monstruoso, una mezcla justa entre la elegancia y la deportividad. Un BMW es un coche cuidado en el más mínimo detalle y con un gran diseño futurista. Creo que el principal error de la casa bávara fue concebir un «Gran coupé» con grandes dimensiones y peso importante que hace que sea poco atractivo para conducir en carreteras sinuosas. El alto precio en el mercado lo hizo aún menos atractivo. Debe ser recordado que era uno de los primeros coches deportivos en el que cabían muchos lujo opcionales para ese tiempo tales como: controles del volante, asientos con calefacción, control de tracción, botón «sport», etc. Hoy la colección cuenta con únicamente un BMW. Se trata de un 850 CSI Motorsport original.
Yo soy una persona afortunada, pues puedo conducir famosas marcas tales como Jaguar, Lancia o Ferrari cada vez que quiero (Ottavio Luzzago).
Juan Felipe Reina Munévar.