Durante su historia BMW se ha destacado por las asombrosas máquinas que ha llegado a producir. Uno de los autos más icónicos de la marca ha sido sin ninguna duda el 3.0 CSL. Este vehículo es considerado como el padre de todos los modelos M, pues fue la primera creación de BMW Motorsport. Además, esta carrocería tuvo la fortuna de inaugurar la línea BMW Artcar, pues dos unidades fueron intervenidas decorativamente por el pintor Frank Stella y el escultor Alexander Calder. El BMW 3.0 CSL fue creado para afrontar el inmenso reto que significaba el Campeonato de Europa de Turismos (ETCC), una competencia creada a principios de los años sesenta cuyo éxito había despertado el interés de importantes fabricantes. Este BMW pretendía ser un vehículo que triunfara en los circuitos, pero también que pudiera ser disfrutado legalmente por las carreteras. En total se produjeron 1096 unidades del BMW 3.0 CSL, por lo que es curioso y casi increíble saber que hasta hace unos pocos días había uno en Colombia. De esto pude conversar con el señor Juan Carlos González.
«Rodrigo Munar, amigo y socio, fue a ver un BMW E9 que se encontraba parqueado sobre uno de los andenes de las caóticas calles de Bogotá. Al terminar de ver el auto Rodrigo me contactó para decirme que éste se encontraba en relativas buenas condiciones. Sin embargo, requería de una buena restauración para dejarlo en el nivel que dicho E9 demandaba. Lo curioso era que, según el vendedor, el auto tenía unas piezas de la carrocería en aluminio. Esa información nos llamó mucho la atención ya que en el pasado habíamos escuchado de la existencia de un BMW 3.0 CSL en Colombia».
El CSL fue creado a partir del cupé CS. Se incluyó la letra L que corresponde a la descripción de “ligero”. Para aligerar el auto se realizaron diferentes modificaciones que incluyeron partes en aluminio tales como las puertas, el capot y la tapa del baúl. Además, las ventanas eran en plexiglás y las ventanas laterales traseras eran fijas para ahorrar peso, la suspensión más firme, los neumáticos notablemente más grandes y los asientos deportivos. Con estas modificaciones se logró que el carro adelgazara 181 kilos. El motor seis cilindros de tres litros, en la versión de calle, tenía la capacidad de producir 180 caballos de fuerza (206 en las últimas versiones de inyección).
«¿Era este auto uno de los CSL? ¿Quizás ese del que habíamos escuchado hablar varias veces en el pasado? Al igual que muchos de ustedes, no pude resistir la intriga y me contacté con uno de mis amigos de Facebook. Se trataba de Miklós Mészáros, uno de los gurús de los E9 en el mundo. Le pregunté si, a partir de una fotografía que le envié, él podía decir con algún grado de certeza si se trataba de un CSL. Recuerdo claramente su respuesta: imposible de saber, 50%, puede que sí puede que no. Me dijo que la única manera de estar 100% seguros era con el número de identificación del vehículo o VIN por sus siglas, rápidamente se lo envié. Afortunadamente Rodrigo, como todo buen gomoso de los autos, había tomado una foto del VIN: 4355025. La sorpresa de Miklos no se hizo esperar, ¡se trataba de un Batimóvil! Sí, uno de esos míticos ejemplares ofrecidos al público por BMW, solo con el fin de homologar los autos de su equipo de carreras en la ETCC. Era uno de solo 57 autos fabricados en la última etapa de los Batimóvil.»
Durante las competencias el auto tuvo grandes problemas en cuanto a su estabilidad. Estos motores eran extremadamente poderosos (alcanzaban a producir potencias de hasta 480 caballos de vapor) y esto costaba en cuanto a la efectividad del vehículo. La solución fue diseñar un kit aerodinámico que incrementaba la estabilidad del carro en los circuitos. Este kit era muy llamativo y fue el causante de que el auto recibiera el apodo de Batimóvil, razón por la que el señor González lo llama de esta forma en su relato. Al parecer esta modificación funcionó ya que el vehículo venció en el ETCC de los años 1973, 1975, 1976, 1977 y 1978. En el año 1974 la victoria fue para Ford con el Escort RS 1600.
Desde hace años se escuchaban los rumores de que había un Batimóvil en Colombia, pero esto nunca había sido confirmado. Sin embargo, hace relativamente poco tiempo la leyenda dejó de serlo para convertirse en una historia real. El auto se encontraba precisamente en la ciudad de Bogotá y sin dudarlo tres de los socios del BMW Club Clásicos Colombia decidieron comprarlo. Se trataba de los señores Juan Carlos González, Rodrigo Munar y Álvaro Prada.
«Inmediatamente salimos para el taller donde reposaba el auto. Vimos el auto lo mejor que pudimos sin levantar incomodidad en el taller. Verificamos su estado general y la ausencia de todas las partes del KIT aerodinámico exclusivas de este modelo, así como las sillas marca Scheel o el tan anhelado timón sport de origen Petri. Revisamos además la originalidad de algunos de sus componentes y que fuera Matching Numbers, esto es para los BMW que exista coincidencia entre el número de la carrocería y el número de motor. De repente nos dimos cuenta de que habíamos olvidado el imán que pensábamos utilizar para determinar si el auto aún conservaba las partes de aluminio de su carrocería. Solo pudimos decir: nos tocó volver.»
Mientras pasaban los días los tres señores empezaban el proceso de documentarse sobre el coche que estaban en proceso de adquirir. Únicamente estaban en espera de poder comunicarse con el dueño del auto quien, según el dueño del taller donde estaba, no tendría problema en venderlo. Pasó mucho tiempo en el que el sueño de adquirir el Batimóvil parecía estar esfumándose. Pasaron incluso meses hasta que finalmente recibieron la respuesta afirmativa.
«Álvaro se reunió con el propietario del auto y firmamos el Contrato de Compraventa, no sin antes pagar la cuota inicial pactada. La felicidad no nos cabía en el cuerpo, ¡por fin! Pasaban los días y nosotros avanzábamos con la consecución del dinero y los documentos. Una vez los tuvimos todos listos hablamos con el dueño del Batimóvil, quien nos indicó que no disponía de tiempo para viajar a Bogotá a firmar el documento legal de traspaso de propiedad. Aprovechamos para estimar y planear el trabajo de restauración y los costos correspondientes, ¡qué millonada! Las partes específicas del modelo sólo se consiguen con especialistas en Europa a precio de oro. Sin embargo, realmente lo importante era tener nuestro añorado Batimóvil. Finalmente, algunos días después el vendedor nos indicó que llegaría a Bogotá el siguiente sábado. Nos reunimos con él y firmamos el documento legal de traspaso de propiedad. Sí, ¡el Batimóvil era nuestro! Ya no había vuelta atrás, éramos los dueños de uno de los autos más icónicos fabricados por BMW en sus más de 100 años de historia. Todo lo que faltaba era radicar ante la oficina de tránsito el traspaso. El domingo siguiente nos reunimos Álvaro, Rodrigo y yo para discutir y planear los pasos a seguir. En la tarde Álvaro recibió una llamada del expropietario del Batimóvil, quien le indicó que quería recomprarlo. Álvaro le explicó que no pensábamos venderlo, pues restaurarlo era nuestro objetivo. En la noche nos volvieron a contactar para indicarnos que no había negocio, que el dueño estaba arrepentido. Los tres hablamos y exploramos las opciones para finalmente concluir que lo más conveniente era dejar ir el Batimóvil.«
Tres socios del BMW Club Clásicos Colombia fueron, durante horas, los dueños del único Batimóvil de Colombia. Ellos decidieron dejar ir ese proyecto y evitar problemas legales con quien les había vendido el carro. Hasta hoy no se sabe qué fue lo que pudo pasar, pero pudimos verificar que ese vehículo fue vendido nuevamente. El propietario actual es el señor Felipe García, un colombiano que vive en Alemania donde tiene una empresa de venta de vehículos muy especiales, Mint Classics. Aunque es una pena que el auto no haya quedado por lo menos en Colombia, pues el señor García se lo ha llevado para Alemania, genera satisfacción saber que será restaurado. Actualmente los señores González, Munar y Prada están dedicados a otro proyecto que seguramente estarán presentando en un futuro próximo.
Juan Felipe Reina Munévar.