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¿Afición de élite?

Durante un largo tiempo se ha dicho que la pasión por los autos clásicos está reservada para unos pocos. Se trata de una afición que indudablemente cuesta dinero, pero esto no implica que sea una actividad exclusiva y excluyente. Así como en cualquier actividad que se realice, cualquier persona puede lograr los objetivos que se proponga, dejando de lado los estigmas sociales y enfrentando con responsabilidad los retos que surgen diariamente. Actualmente es notable un fenómeno en el que el aficionado busca victimizarse de tal forma que llega a excluirse a sí mismo de las actividades. Lamentablemente hoy en día la verdadera pasión por los autos se está dejando de lado para darle vida a innumerables guerras de egos entre los coleccionistas. En vez de buscar aprender del otro, están aquellos que buscan superar a los demás para encontrar reconocimiento y admiración. Piensan que de esta forma serán aceptados en diferentes grupos sociales que consideran sumamente exclusivos. Esta no es una afición de élite, pero en eso la hemos estado convirtiendo.

La afición está viviendo un momento crítico en su historia por los diferentes cambios generacionales que naturalmente van ocurriendo. Aquellos padres del automovilismo colombiano y de la afición nacional han empezado a ausentarse de los eventos, buscando descansar mientras le abren paso a las juventudes. El verdadero problema es que a la mayoría de estos jóvenes parece no gustarles el tema de los autos clásicos y la forma de vida que esta afición implica. Se trata generalmente de adultos jóvenes que cuando eran niños acompañaban a sus padres coleccionistas. Sin embargo, las actividades eran más tormentosas que agradables: prohibido subir los pies a la tapicería, prohibido comer dentro del carro, prohibido tocar los demás carros… Lo anterior a tal punto que los vehículos llegaron a convertirse en un dolor de cabeza para los hijos de sus propietarios. Este fenómeno se ve actualmente con las esposas de los gomosos, pues aunque ya es común verlas conduciendo los clásicos, ellas prefieren no hacerlo ya que asumen que dicha actividad traerá malestar en la pareja si algo llegase a sucederle al vehículo. Además de lo anterior, existen muchos factores que cumplen con la tarea de bajar los niveles de motivación para adquirir carros antiguos.

Es importante comprender que con el paso de los años el desarrollo ha permitido una mayor facilidad para los aficionados. Cuando no existía el internet era difícil tener acceso a muchas piezas para los autos. Es por lo anterior que los coleccionistas debían viajar por el mundo para así poder encontrar lo necesario para restaurar o conservar adecuadamente sus vehículos. Esta actividad incrementaba notablemente los costos, razón por la cual no era falso cuando en aquel entonces se hablaba de la afición como una actividad de élite. Hoy en día la globalización ha logrado facilitar de gran manera requerimientos tales como la consecución de repuestos.

Las redes sociales han funcionado como una puerta de entrada al mundo de los vehículos de colección. Por medio de plataformas tales como Facebook o Instagram cada vez más personas se han motivado para conseguir un vehículo y arreglarlo. Sin embargo, en ocasiones esto ha llegado a ser devastador para aquellos aficionados que desafortunadamente abandonan los proyectos tras encontrarse con malas asesorías. Es cierto que se trata de un tema que cuesta dinero, razón por la cual es fundamental que contribuyamos para que los proyectos no sean abandonados a mitad de camino. Existen además coleccionistas que se han obsesionado con los procesos de restauración de sus autos, llegando a perder bienes por la adquisición de grandes deudas. Algunos otros han llegado a perder sus familias por gastar sin control alguno, buscando construir los mejores autos.

Nuestra labor como aficionados es motivar a las personas. Si nosotros mismos no trabajamos por esta pasión, entonces se trata de un hobby que está iniciando su proceso de extinción en el país. Busquemos replantear diferentes pensamientos para que la gente comprenda que vivimos inmersos en una actividad incluyente que en ningún momento se trata de élites. Todos los aficionados son bienvenidos, y es tal la variedad que existen innumerables clubes de cada marca. Así como están aquellos que disfrutan de modificar sus autos para así aprovechar las mejoras tecnológicas que nos ha regalado el desarrollo, también están quienes prefieren mantener sus autos completamente originales para así viajar en el tiempo cada vez que los conducen. Se trata de diferentes formas, igual de válidas, de ver la afición. Como gomosos debemos pedalear para el mismo lado, de tal forma que salvemos la afición y logremos crecerla exponencialmente.

Juan Felipe Reina Munévar.

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